Ifrane, merece un paseo, este pequeño pueblo del Atlas Medio, dominado por su austero Palacio Real, en medio de los legendarios cedros, transporta al visitante más allá del continente africano. Originalmente, la primera mitad del siglo XX, antes de la independencia, era el hogar principal de la burguesía francesa con sede en Fez, que llegó a buscar un poco de frescura durante los calurosos veranos. Hoy en día, muchos Fassis tienen su segundo hogar allí.
Cada año en invierno la nieve cubre Ifrane y su región, es la oportunidad de hacer trineos e incluso esquiar.
Lo más sorprendente de Ifrane es la arquitectura de las casas anglo-normandas, vascas o alsacianas, cuyas chimeneas suelen albergar gigantescos nidos de cigüeñas.